Esperanza
En estos días estamos un poquito triste. Esperanza se nos va. Es su última semana con nosotros y, aunque el vínculo que tiene con nosotros tampoco es demasiado grande, lo cierto es que algunos la vamos a echar mucho de menos. Su marcha es una buena noticia, porque nos deja para ocupar un cargo muy grande, con un nombre tan largo que cuesta trabajo memorizar, y tan solemne que escucharlo inspira un poco de "respeto". Ella se lo merece, sin duda es una gran profesional. Tan buena en su profesión que nos ha ayudado de la mejor manera, su técnica admirable. Yo que la conozco desde hace unos cinco años, siento una cosilla aquí dentro... que me obliga a desearle toda la suerte del mundo el último día de esta semana en que la vea. No es que seamos amigas, no es que conozcamos mucho la una de la otra. En todos estos años ha sido precisamente este último cuando nos hemos relacionado más estrechamente, aunque desde la primera vez que la conocí me gustó y la admiré. No tanto como la admiro hoy. Quizá la admiré porque era una muchacha sencilla, que se esfuerza por lo que hace y le sale tan natural, enseña del modo más simple y los resultados suelen ser los más eficaces. Tal vez sea porque hemos porque la vida nos ha unido en dos lugares distintos, en "épocas diferentes de mi vida", porque es una especie de ancla de mi pasado con mi presente, con mi nueva vida, la vida que estuve soñando y que aún todavía creo estar simplemente soñando, pero un puente dulce. Eso ha sido. Una especie de talismán para que el cambio no te dé tanto miedo. Se nos va, egoístamente querríamos que se quedase con nosotros, pero al mismo tiempo nos sentimos, o me siento, muy orgullosa de que una persona como ella haya sido elegida para un cargo tan relevante. Esperamos volver a verla pronto, pero sea como sea, que la luz la acompañe ahora y siempre. Enhorabuena, Esperanza!!!
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