Buenos propósitos

No, no me he vuelto loca. Sé que hoy no estamos a 31 de diciembre. Pero me apetece enumerar una serie de propósitos que, con más ilusión que con verdadera fuerza de voluntad para intentarlos en serio, crea que voy realizar. Y, como en estos temas hay que actuar cuando el impulso haga acto de presencia, por qué esperar.

Propósito núm. 1: investigar cómo funciona Youtube.
Propósito núm. 2: Actualizar más a menudo mi blog, también la parte de viajes y noticias.
Propósito núm. 3: Mejorar mucho (más que mejorar reaprender) mi inglés.
Propósito núm. 4: darle un aire más fresco al blog , introducir fotos. Y hacerlo más divertido.
Propósito núm. 5: dedicar un poco de mi tiempo a dibujar. No nos engañemos, nunca llegaré a ser Velázquez ni Marina Maas. Tengo otras cualidades, pero por pasar un buen rato. Y pensar que de pequeña cogía el caballete, la paleta y los lienzos de mi padre y me ponía a pintar cuadros. Las pinturas de la mona chita tienen mejor perspectiva que la de los cuadros que, alguna vez he encontrado entre mis cosas.
Propósito núm. 6: continuar escribiendo mi "novela"(cuento, leyenda, ya no sé ni cómo llamarla) La comencé en el 2001, la pospuse en el 2003 y ahí se quedó.
Propósito núm. 7: pasar la novela a ordenador. Esto sí que me da pereza. Por dos o tres veces que lo intenté: un virus estropeó mi ordenador, desapareció misteriosamente del disquet y, a la tercera, escribí dos hojas y me cansé.
Propósito núm. 8: decirle a una persona lo especial que es para mí y que me siento orgullosa de tenerle a mi lado.
Propósito núm. 9: Lograr apartar mi vista de los ojos de alguien que, si bien no significa gran cosa para mí, sí me recuerda poderosamente a otro alguien que hace 4 años me tiene ¡hechizada!.
Propósito núm. 10: desengañarme de una vez por todas: nunca seré una estrella de la música, ni del cine.

Hacer ejercicio y cuidar la alimentación, por ahora, lo voy consiguiendo (por temporadas).
Siempre me digo: tengo que tal cosa, en el momento en que tenga tiempo voy a hacer ésto y ésto, y ésto y ésto. Y así se me ocurren multitud de tareas que, con unas ganas inmensas me gustaría hacer. Siempre se me apetecen en esos días, meses de agobio en los que no puedes permitirte casi ni un segundo para respirar. Después, cuando sí dispongo de tiempo, como por arte de magia se me olvidan todas estas ideas. Pienso en apuntarlas la próxima vez para que no se me olviden. Pero no cuento con un inconveniente: luego me da pereza mirar la lista.