El secreto de las estrellas

Es ya medianoche. Me acerco a la ventana de mi habitación para bajar las persianas. Esta noche hay mucha claridad fuera. Me asomo y el pequeño trozo de cielo que se ve por mi ventana está cuajado de estrellas. Está mi amiga, la más grande, la de siempre, y pienso: ¡Cuánto tiempo sin verte!. A su lado, acompañándola nuevamente está otra más pequeñita que, sin embargo hoy, no tengo que forzar la vista para verla, está clara, luminosa. Se me muestran juguetonas, traviesas. Parecen llamarme, animarme a ir con ellas. Ya se sabe que las estrellas te traen el pasaporte para el viaje de tus sueños. Y comienza nuestro diálogo:
-Ven con nosotras
-No puedo
-¡Vamos, hemos venido a buscarte!
- Es que...me da miedo
-¿¿Por qué??
-¿Puedo soñar?
-¿Por qué no? Escucha: Tus sueños son TUYOS, ¡Vívelos!
Y entonces me contaron su secreto: Las estrellas siempre estamos ahí. Aunque en algún momento no puedas vernos, ahí seguimos. Nunca te abandonamos. Eso debes entenderlo para cumplir tus sueños. Continúa siempre tu camino sin que nada te haga detenerte, aunque no nos veas, estamos aquí. Habrá momentos en los que no nos verás, en los que andarás un poco desorientada, pero que no te importe, no te detengas, no te vuelvas. Si te desvías que sea porque tú lo deseas. Olvídate de todo lo demás,nosotras siempre estamos aquí. Fíjate que a veces estás tan parada que nos vemos obligadas a darte un empujón ¡Sigue adelante! La mayoría de las veces ocurren cosas que no tienen nada que ver contigo y las acoges como motivo para no continuar. Pero no los son en realidad. Ocurren cosas que pueden entristecerte o enfadarte, o asustarte, o apurarte. Pero ¡que ello no te haga dudar! Tú no puedes evitar que las hojas caigan de los árboles, eso no tiene que ver contigo, aunque tú lo veas, aún aunque caigan sobre tí. ¿Por qué pararse entonces?
Por un momento, creí tener problemas de visión porque el cielo se cubrió por entero de luz. Las estrellas comenzaron a danzar. Y la mayor me dijo: -Vamos, cierra los ojos y no tengas miedo. Nosotras seguiremos aquí. Sonrío. Miro de nuevo hacia la persiana pero, esta noche, la dejo levantada.
(...)
De madrugada me despierto, ya casi roza el amanecer. Me levanto, bebo agua y recuerdo la conversación. Y la promesa. Me acerco de nuevo a la ventana, miro hacia el cielo por curiosidad y sí, siguen ahí. Cumplieron su promesa. ¿Será verdad el secreto que me contaron? Eltiempo lo dirá. Me vuelvo a la cama.