Hay días marcados por la monotía y otros en cambio, súper-intensos. Cuando llegas a un sitio nuevo una regla a saber es que te acabarás mareando de tantas presentaciones como se van a producir en un corto espacio de tiempo. Eso sí, siempre es una experiencia de lo más bonita y enriquecedora. Así llevamos lo que va de semana mi compañera y yo. Ella atacada de los nervios y yo ¡no!. Es paradójico pero ella con todo el desparpajo que tiene se la comían los nervios y yo que soy bastante más tímida y de hablar menos, tan tranquila. En torno a las 73 horas que dejamos atrás, me he llegado a sentir como Doña Letizia, soy incapaz de contar las veces que he tenido que dar la mano. En un edificio con 65 personas es lógico. Y más si es un edificio pequeño. Cada vez que uno de nosotros sale de la oficina: saludo va saludo viene. Ventaja o desventaja de que solo haya 3 plantas y sean circulares: todos nos encontramos contínuamente. El momento de las presentaciones siempre resulta tenso. Tú y la otra persona os miráis algo nerviosos, sin saber si dar la mano, dar un abrazo o dar dos besos o simplemente asentir: "Encantado/a". Y en medio, la persona que os presenta mirándoos fíjamente como diciendo: "¡venga ya, saludaros!". Las anécdotas se multiplican. Ayer, sin ir más lejos, nos aperece la Presidenta del Parlamento autonómico. Y claro, detrás, un grupo de cámaras, fotógrafos y periodistas. El mal rato lo tienes asegurado, pero un mal rato en plan divertido, no seamos mentirosos tampoco ;) Ya tengo una "batallita" que contar a mis nietos. El minuto más tenso fue justo antes de dar la mano a la señora, se acerca el jefe y nosotras dos pensamos: " No se va a acordar de nosotras". Pero nada, de toda situación se sale más o menos airoso y siempre es mucho más fácil y rápido de lo que tú pensabas. Reconozco que no soy de las que se sientan muy impactadas por estos actos. Peor fue luego, cuando la presidenta se situó para hablar a la prensa justo delante de nosotras dos y todas las cámaras enfocándonos. ¡Prohibido ver las noticias! ¡prohibido ver la prensa!, por si acaso...No me gusta verme en las fotos, no creo que me guste nada verme en la página de un diario ni en un noticiario. Eso sí, el cachondeíto de nuestra gente y del resto de la sala todavía se escucha. ¡Ayy Doña Letizia, cómo la entiendo!.
Tener un trabajo como éste es una experiencia inolvidable, el contacto con la gente, con la realidad, con la crudeza de la vida y la inercia de la sociedad en la que vivimos. Es una experiencia del todo recomendable. Tiene momentos muy duros, es dificil sentarte frente a una persona y que te cuente una a una todas sus miserias, algunas historias realmente demoledoras. Pero también vives anécdotas muy divertidas, te das cuenta de la caradura de la gente. Así es la sociedad, así es la vida. Conociendo estas cosas, luego es más fácil trabajar para ellos, tu trabajo adquiere un sentido que antes no tenía, la labor que realizas adquiere vida. Son experiencias que merecen la pena conocer. Hacen que tus días no se vayan de vacío.
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